Tipo 1


A veces imagino que un texto va a salir de tal forma y termina siendo una cosa completamente diferente. No malo, sólo distinto

Hoy está feliz, está alegre, está extasiado. No duerme hace al menos dos días, pero tiene tanta energía acumulada que ni se molesta por ello.
Son las 06:00 am y se prepara para ir a entrenar. Después de desayunar, saluda a su madre y se dirige corriendo al gimnasio. Literalmente corriendo. Una vez ahí saluda a Juan, el dueño, y se pone a saltar la soga. Pasa un cuarto de hora y nota que saltar no es suficiente; mejor practico ganchos, piensa. Y se pone a golpear un saco de boxeo. Uno. Dos. Uno. Dos. Uno. Dos.
Hoy está feliz, está alegre y está extasiado: quiere luchar.
-¡Juan! -Grita-¿Quién está listo para mi hoy? -Juan lo mira pensante, como si tratara de descifrar con qué estado de ánimo se está presentando al ring. Plasma una sonrisa en su cara y le lleva a uno de los grandotes para hacerle compañía.
Cuando ve a su contrincante sonríe para sus adentros, sabe que nadie tiene oportunidad de derribarlo. Termina con el grandote en el segundo round.
Está entusiasmado, hoy todo está bien. Por suerte, no es como esos días negativos en los que todo está tan mal que ya no siente la necesidad de existir. No. Hoy está feliz, está alegre y está extasiado.
Después del mediodía cree que ya entrenó lo suficiente y, con una sonrisa de oreja a oreja, decide ir a buscar a su novia al trabajo. Bianca es pastelera y ayuda en la panadería de su familia. De hecho así es como la conoció, trabajando. Un día él tenía antojo de torta de ricota y le dijeron que ahí hacían las mejores. Claro que las tortas no eran lo único rico que hacían en esa panadería, cuando vió a Bianca por primera vez supo que ella era para él. Ese día, también estaba feliz, como hoy.
Sabe que con seguridad que su novia lo ama, y él está malditamente seguro de que también la ama a ella. Cada vez que la tiene cerca no puede dejar de tocarla, siempre está besandola o acariciándola.
-¡Bianca, te amo! -dice apenas pasa la puertas de la panadería, con un ramo de rosas rojas en la mano. Ella ríe, y corre a abrazarlo.
-Como que me esperaba las rosas, seguís en esos días, ¿no? -dice antes de besarlo.
Él sonríe y le dice que ya es hora de que se tome un descanso para poder pasar el rato juntos. Bianca acepta, tal como siempre. Disfrutan la tarde recorriendo el barrio, y cuando oscurece la invita a cenar.
Pasan la noche juntos. ¡Está tan alegre hoy! Finalmente puede conciliar el sueño.

Medio adormilado y todavía sin abrir los ojos, sé que hoy va a ser un buen día sólo por sentir que Bianca sigue durmiendo al lado mío. Sonrío al darme cuenta que recuerdo las cosas que hice durante mi episodio maníaco. Me agrada pensar que cada vez son menos, pero lo que me gusta todavía más es darme cuenta que ya casi nunca entro en estado depresivo. El trastorno de bipolaridad tipo 1 es tan duro a veces, pero es quien soy y tengo que vivir con ello.

Hoy estoy feliz y estoy alegre. Hoy no estoy extasiado.

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